Muchas personas experimentan una sintomatología muy específica sin comprender qué es ni a qué clasificación pertenecen estos síntomas. Irritabilidad, extrema sensibilidad, dolor físico intenso y un profundo recorrido emocional son solo algunos ejemplos. Las Personas Altamente Sensibles (PAS), conocidas como Niños Altamente Sensibles (NAS) en el caso de los niños, constituyen un porcentaje significativo de la población, aunque suelen pasar desapercibidos. A menudo, son percibidos por otros como sensibles, especiales o incluso raros. Desde su propia perspectiva, se sienten únicos, pero también frecuentemente experimentan soledad e incomprensión al vivir sus experiencias internas.
La alta sensibilidad suele representar, especialmente durante los primeros años, una barrera difícil de superar para quienes la experimentan, pero apenas perceptible e identificable para quienes los rodean. Esto contribuye significativamente a su sensación de aislamiento. El sufrimiento de no entender lo que ocurre es común, especialmente en la infancia y la adolescencia, tanto para las personas sensibles como para quienes están más cerca de ellos.
Mi objetivo es transformar esta situación, convertir los síntomas disfuncionales y hacer de la Alta Sensibilidad una herramienta útil que les permita caminar de manera armoniosa.